La Plaza México, el pasado 13 de julio, abrió sus puertas para dar paso a la temporada de novilladas, en donde la presencia de nuevos empresarios busca generar una nueva experiencia. Y como ejemplo a ello fue la organización de la primer “Pamplonada”, en honor a la fiesta de San Fermín que se hace en España cada 07 de julio.
Bajo una organización muy correcta, se hizo un corredor alrededor de la plaza, en donde más de 250 corredores, vestidos con los característicos blanco y pañuelos rojos, se dieron a la tarea de correr en compañía de los novillos que iban a ser protagonistas en la novillada.
Con un grado enorme de seguridad, no hubo en ningún momento riesgo alguno, se puede decir que fue un evento simbólico a la celebración española, pues los corredores no estuvieron jamás en riesgo alguno de ser atacados por los astados. Corrieron sin problemas, con la emoción del símbolo que representaban, y se encontraron con los novillos ya al llegar al ruedo, en donde inmediatamente se procedió al desalojo de los corredores, y se separaron a los astados a sus corrales.
Felicitamos a la empresa por éste gran esfuerzo de emoción a los asistentes, logrando una nueva experiencia que no se vivía en México.
Hablando de los tres jóvenes matadores, hubo grandes, buenos y otros no tan buenos, pero no malos momentos.
Julian Garibay, con mucha energía y entrega, mostró su valor y entusiasmo. En ocasiones de rodillas se presentó al astado, y con acercamientos, a veces desmedidos (se oía en la tribuna), Julian dio lo mejor de sí. Con buenos pases, propios de quien empieza, pero no desmerecidos, lamentablemente tuvo problemas en ambas estocadas.
Emiliano Ortega, de amarillo y dorado, elegante en su pose, y también con mucho ímpetu y emoción recibió a sus compañeros de atención, bien plantado, mostrando su gran dedicación, al grado que en su segundo novillo dio varios y varios muletazos, hasta tener problemas con la estocada, lo que le costó una mala impresión.
César Ruiz, vestido de naranja con dorado, dio una buena faena en su primer novillo, que le permitió ganarse el coro de “oreja”, de parte del público. Siendo el responsable de las banderillas, que incluso colocó unas cortas de rodillas, como lo hacen los grandes.
Hubo un lamentable problema con el sexto de la tarde, al que se le lastimo la paleta derecha por un error de parte del picador. Sin embargo, después de lo propio, se sustituyó, permitiendo a Ruiz terminar la tarde con buenos aplausos.
La plaza se mostró alegre, y con un público agradecido del clima, que amenazaba lluvia, pero permitió que se lograra un gran sábado. Y vistiendo de blanco y rojo, por la “Pamplonada”, lucía maravillosa.
Tomemos nota de la próxima novillada, con presencia de otros grandes.